Siempre el primer paso es conocer a fondo a mis clientes. Comienzo haciendo un montón de preguntas sobre lo que necesito saber para reflejar en el proyecto sus necesidades y sus gustos: quiénes habitan la casa y cuáles son sus circunstancias: edad, condiciones físicas, estilo de vida, aficiones, etc.
Cuando una clienta comienza la entrevista diciéndome, ‘Ana, soy atrevida. Quiero piezas diferentes, bonitas, pero funcionales. El salón ha de ser el alma de la casa’, me entra una emoción difícil de describir, porque pienso, ¡oh…estás con la persona adecuada!! Esa es mi filosofía y la manera que tengo yo de entender la decoración.
Tras la entrevista inicial, el segundo paso, es estudiar bien el plano del espacio, observar la distribución, la luz y también lo que se ve a través de las ventanas.
En este caso, no hacerlo era imposible. La casa de mi último proyecto tiene grandes ventanales enmarcados en piedra, una espectacular galería central, y un frondoso jardín con muros de piedra.
Todo esto marca la paleta de color desde el primer momento. Supe que había que introducir el exterior en el interior, y seguir jugando con el tono de la piedra y de la naturaleza: beige, verde, fibras naturales… Pero necesitábamos algo más.
Comments (0)